MI BANDA SONORA

¡ADELANTE!

el rosa, el blanco, las perlas, lo desgastado, lo delicado...

jueves, 20 de enero de 2011

Del "Japa Mala" al Rosario Cristiano.

Quienes me conocen saben que me encantan los rosarios y que desde hace algún tiempo, los colecciono, así que, cuando la familia y amigos/as se van de viaje, siempre se acuerdan y me traen uno. Sin embargo, desconocía su origen, hasta estos días que mientras leía Come, reza, ama, de Elizabeth Gilbert (lectura que recomiendo), me llegó la respuesta... dice así: "Al viajar por la India se ve mucha gente con abalorios colgados del cuello... Estos collares de cuentas se llaman japa malas. En India los hindúes y budistas devotos los usan desde hace siglos para mantenerse concentrados durante sus meditaciones religiosas. El collar se sostiene en la mano y se toca una cuenta cada vez que se repite un mantra. En la Edad Media, cuando los cruzados llegaron a Oriente durante las guerras santas, vieron a los devotos rezar con sus japa malas y, admirados, llevaron la idea a Europa, donde se convirtió en el rosario".

Éste es el último que me han regalado, traído de Tierra Santa. Las cuentas son de olivo.
Este otro perteneció a mi abuela Carmen, de ahí que sea uno de mis preferidos.
Éste de perlas vino de Roma.
Éste se lo agradezco a mis padres, me lo trajeron de Caravaca de la Cruz, Murcia.
Éste es de Madrid.
Éste de Sevilla.



Las cruces de los distintos rosarios, diferentes en su forma, no en su significado. Las palabras «cruz» y «crucifijo» (‘fijado a la cruz’, una cruz con la imagen de Cristo en ella) provienen de las derivaciones del verbo latino cruciare, que significa ‘torturar’.

viernes, 14 de enero de 2011

REGALOS...

Pensando, pensando... en posibles regalitos de reyes... La bombilla se iluminó cuando se me ocurrió que del montón de tablas de madera de tea, descartadas para su recuperación por el mal estado, que teníamos en casa, podía sacar algo interesante. Debo de reconocer que para esta manualidad necesité ayuda. Hubo que seleccionar un trozo de madera apropiado, lijar muy bien (estaba pintado de verde) y pedir a un carpintero de la zona que cortara el trozo en dos mitades iguales. Esta madera tiene más de un siglo y es muy pesada, cada trozo de estos puede pesar dos o tres quilos.

Una vez lijada la madera y hechos los huecos, vino lo más divertido, buscar los elementos decorativos. Para ello elegí tiradores, unos de porcelana francesa y otros de cerámica con motivos florales.
Empleé la técnica del decoupage para decorar la madera. Una vez se secó bien, barnicé con un pincel suave y otra vez a esperar que secara...
Para la percha de mis sobrinas elegí unas bonitas hadas en tonos pastel.
La marca de la casa no podía faltar... Listo para regalar. Y como el envoltorio también cuenta, decoré la letra de sus nombres, Sara y Sofía, y se la añadí al paquete en forma de caramelo.
También me dio tiempo para una manualidad más. Un tarro de cristal convertido en un coqueto lapicero, para Estefanía.

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